Tratamiento para conflictos de pareja
La vida en pareja, necesidades y conflictos
La vida en pareja puede resultar maravillosa. Amar y sentirnos amados es una de las experiencias que causan mayor gratificación y bienestar en nuestras vidas. En una pareja podemos encontrar apoyo, amor, un refugio, sexo, diversión, confianza y un sinfín de aspectos que nos hacen sentirnos más relajados, confiados y/o felices con nosotros mismos y nuestras vidas.
Sin embargo, a veces la vida en pareja puede resultar complicada. Las causas de conflicto en el seno de la pareja son múltiples: económicas, físicas, influencias familiares de ambas partes, sexuales, falta de confianza, etc. Como base común, en el Centro Nuria de Juan, solemos encontrar que casi todos los problemas de pareja parten de una dificultad importante para comunicarse entre los miembros de la misma. Uno de los factores que mayor influencia tiene en estas dificultades de comunicación, germen del conflicto, se debe a la diferencia existente entre las creencias, mitos y aprendizajes que ha adquirido cada miembro de la pareja en su familia de origen.
Al inicio las diferencias entre los miembros de la pareja pueden resultar curiosas, divertidas o incluso excitantes. Sin embargo, pasado un tiempo dichas diferencias pueden perder este carácter agradable y constituir una fuente de conflicto, sobre todo si tienen que ver con aspectos centrales de la pareja.
Cada núcleo familiar es un organismo vivo con sus propias interacciones. En algunas familias el canal de comunicación se mantiene abierto y los miembros de la familia pueden hablar de lo que les ha ocurrido durante el día, de lo que sienten, solucionar los conflictos, etc; en otras familias sin embargo, el canal permanece cerrado. Cuando se unen dos personas con orígenes diferentes en cuanto a patrones de comunicación, modelos de pareja o intercambios positivos aparece el conflicto y/o la insatisfacción.
Necesidades en la pareja
Para que la vida en pareja resulte satisfactoria es necesario que se satisfagan ciertas necesidades. En toda pareja debe existir intimidad y validación para que la relación funcione y sin comunicación esto es imposible. En la intimidad encontramos un refugio seguro donde poder ser quienes somos sin miedo al rechazo. Es en el lugar donde nos permitimos mostrar nuestra vulnerabilidad y nuestras partes más “gamberras”. Para algunas personas crear este ambiente de intimidad resulta complicado porque no lo han experimentado previamente en su vida familiar. Son aquellas familias en las que se puede hablar de cualquier tema, siempre y cuando no implique nombrar las emociones propias o escuchar las de los demás miembros de la familia. Por tanto, puede que para las personas que se han criado en este tipo de familia pueda resultar amenazante una pareja que se encuentra a gusto tratando estos temas. Como resultado aparece una necesidad insatisfecha que, si se alarga en el tiempo, puede desencadenar en conflicto y distanciamiento. Será importante en estas parejas que puedan aprender a comunicarse, satisfaciendo así las necesidades de intimidad de una de las partes, sin llegar a abrumar a la otra parte.
Por otro lado, para que exista intimidad debe haber confianza y respeto, sin estas bases la pareja no puede prosperar de manera satisfactoria. Ante una infidelidad por ejemplo, si no se restaura la confianza y el respeto, la relación puede continuar pero no sin un coste de sufrimiento muy elevado.
Otro aspecto fundamental a cuidar en la pareja es el de la validación. Nos sentimos validados cuando encontramos en el otro que nuestros pensamientos, emociones y sentimientos son escuchados, respetados y se les confiere el peso y la importancia que tienen para nosotros. Un ejemplo de no validación sería “No entiendo por qué lloras por esa tontería” o “No es para ponerse así”.
Problemas de comunicación
Como hemos mencionado anteriormente muchas veces los conflictos surgen o se agravan por la comunicación ineficaz. La comunicación ineficaz es aquella que no permite un intercambio adecuado entre emisor y receptor.
Normalmente en este tipo de comunicación suele ocurrir que las personas inmersas en ella hacen atribuciones negativas de la intención del otro. De esta forma es imposible llegar a un acuerdo porque esas atribuciones negativas tienen tanto peso y generan tanto ruido que el mensaje se pierde en ellas. En lugar de escuchar lo que el otro nos quiere comunicar buscamos en sus palabras la mala intención, la mentira o su beneficio personal, por ejemplo, “seguro que me dice que salga con mis amigos para poder echármelo en cara después”.
Las ideas irracionales tienen también un peso importante en los conflictos de pareja. Las ideas irracionales hacen que nos disgustemos o enfademos por cosas que creemos “deberían ser así” cuando la realidad es que no hay razones para ello. Una idea irracional sería “No tengo que decirle por qué me he enfadado, ya me conoce lo suficiente y debería darse cuenta”. Esta idea irracional hace que la persona no exprese lo que le ocurre, creando así el caldo de cultivo de una futura discusión, que probablemente sea más intensa de lo que le correspondería por la carga emocional que arrastra.
Otro problema de comunicación importante es la no comunicación. Ya sea por aprendizaje familiar, por creencia de que “de lo que no se habla no existe” o por evitar el conflicto, muchas veces en la pareja no se habla. Esta falta de comunicación lleva a que se enquisten los problemas y a que los miembros de la misma no puedan comunicar lo que piensan, sienten o necesitan. Sin comunicación no puede haber conocimiento del otro y sin eso no puede existir la intimidad real. De forma que la no comunicación es el enemigo más peligroso para la superviviencia de la pareja.
Por último la no coherencia entre la comunicación verbal y no verbal es otro de los problemas típicos de la comunicación en pareja. Esto se da cuando decimos algo positivo con un tono agresivo. Un ejemplo típico es cuando uno de los miembros de la pareja dice “me da igual” con un rictus serio, sin mantener contacto visual y con una clara carga de enfado o rabia en la voz. Este tipo de mensajes reciben el nombre de doble mensajes y son realmente dañinos para la relación porque constituyen una trampa de la que es imposible salir.
Estrategias para favorecer el bienestar de la pareja
Debido a la importancia que tiene la comunicación en el bienestar de la pareja resulta positivo entrenar una serie de estrategias de cara a mantener y favorecer una comunicación eficaz. Para ello será importante que:
Prestemos atención a lo positivo. Normalmente tendemos a fijarnos en aquellas cosas que hace nuestra pareja que no nos gustan. Esta atención selectiva de lo negativo solo empeora el clima emocional. Hacer el esfuerzo de prestar atención a aquello que si nos gusta nos ayudará a mejorar el clima emocional y a sentirnos mejor con esa persona.
- Reforcemos las conductas que nos gusten de nuestra pareja. No sólo es necesario fijarnos en lo positivo, también es importante reconocérselo al otro “ me encanta cuando me esperas para cenar”. Este tipo de mensajes harán que la otra persona conozca lo que nos gusta y esto aumentará la probabilidad de que lo repita en el futuro.
Aprendamos a comunicarnos, para ello habrá que desterrar las atribuciones negativas y las ideas irracionales y ser coherentes en nuestra comunicación verbal y no verbal.
Elijamos un momento tranquilo y en el que dispongamos de tiempo suficiente para poder hablar de aquello que se está postergando o de lo que es difícil hablar.
Dedicar tiempo a la pareja. A veces resulta muy complicado encontrar estos momentos porque los hijos, las obligaciones u otras cosas más urgentes se convierten en la prioridad. Sin embargo, reservar una parte de nuestro tiempo para cuidar y alimentar nuestra relación de pareja es fundamental si queremos tener una relación satisfactoria a todos los niveles.